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Diabetes Infantil

En el contenido general de Diabetes, existen varios tipos de esta enfermedad: la 1, la 2, la gestacional y la tipo LADA.

La que más afecta a la población infantil es la diabetes mellitus tipo 1, caracterizada porque el páncreas no es capaz de producir suficiente insulina, que es la hormona que ayuda a transformar el azúcar (glucosa) de los alimentos en energía para el organismo.

Como consecuencia, ese nivel de glucosa en sangre aumenta, la que se denomina hiperglucemia y resulta perjudicial para el organismo si no se corrige a tiempo.

Consejos para convivir con la enfermedad:

– Conocimiento y normalización de la enfermedad.

Cuando el niño ha recibido el diagnóstico, se precisa de un trabajo de educación en la enfermedad tanto para el propio paciente -el que mejor debe conocer su salud-, como para sus familiares, amigos y profesores, quienes también pueden intervenir en el control farmacológico y emocional de la diabetes. El entorno también debe conocer las pautas de actuación y participar en los hábitos y horarios del niño. En este sentido, la labor de sensibilización y normalización en todos los entornos del niño es básica para que este se adapte y aprenda a convivir con su enfermedad.

– Evitar el consumo de hidratos de carbono simples (azúcar).

Para las personas con diabetes, resulta fundamental limitar al máximo la cantidad ingerida de azúcares simples, es decir los que se absorben rápidamente por el intestino, y que provocan subidas rápidas de la glucemia: azúcares refinados, zumos, miel, dulces (caramelos, pasteles o repostería industrial en general). En cambio, sí pueden consumir hidratos de carbono complejos o de absorción lenta, como por ejemplo patata, pan, legumbres, pasta, arroz…, siempre haciendo un recuento de la cantidad que consumen en cada comida para poder realizar el cálculo de insulina necesaria.

– Alimentación equilibrada.

Sin embargo, la dieta no se limita tan sólo al control del azúcar. Así, tanto en casa como en el colegio, debe moderarse el consumo de grasas para evitar el sobrepeso y porque disminuye la acción de la insulina. Por el contrario, los alimentos ricos en fibra como la fruta natural con piel y verduaras frescas o cocidas son muy aconsejables, pues la fibra no si digiere, y por lo tanto enlentecen el paso de glucosa a la sangre. También las proteínas presentes en carnes, pescados, huevos, queso o leche (bajos en grasa) son necesarias para el crecimiento del cuerpo y la reparación de los tejidos. En este sentido, las recomendaciones generales de la dieta son:

. Alimentos farináceos preferentemente integrales (arroz, pan, pasta, patata…): 4-6 porciones al día.

. Verduras y hortalizas: 2 o más porciones al día.

. Fruta fresca: 3 o más porciones al día.

. Leche y derivados (preferentemente desnatados o semidesnatados): 2-3 porciones al día.

. Carne, huevo, legumbres y pescado: 2 veces al día. Legumbres, entre 2 y 4 veces a la semana, y carne, pescado y huevo, entre 3 y 4.

. Aceite de oliva: 3-6 porciones al día.

. Frutos secos: 3-7 porciones a la semana.

. Alimentos superfluos o innecesarios desde el punto de vista nutricional (embutido, patatas chips, helado, chocolate…): consumo ocasional y moderado, nunca diario.

. Agua: 4-8 vasos al día.

– El horario de comidas, lo más regular posible.

Es importante que el niño realice las comidas siempre a la misma hora, contribuyendo a un mejor control diabético. Además, hacer cinco comidas diarias (desayuno, almuerzo, comida, merianda y cena) equilibra los niveles de glucosa en sangre.

– Control de los niveles de glucosa/glucemia.

En general, los niños diabéticos necesitan realizarse varias veces al día un autoanálisis de glucosa que les aporte información sobre su nivel de glucemia, lo que permite su autonomía y el autocontrol de la enfermedad. Es algo muy sencillo, que realizan con la ayuda de un mediador de glucosa y que en la mayoría de los casos consiste en extraer una gota de sangre de la yema de un dedo de la mano.

– Tratamiento farmacológico.

La medicación es un pilar básico junto a la alimentación y el ejercicio. Así la insulina es la base farmacológica en la diabetes tipo 1, y los propios niños suelen poder aplicarse las inyecciones necesarias, con la supervisión de un adulto en el caso de los más pequeños.

Todas las personas con diabetes tipo 1 se beben inyectar insulina varias veces al día: de acción rápida antes de cada comida y de acción lenta una o dos veces.

– Atención al peso.

Todos los niños, pero especialmente los que sufren diabetes, deben mantener un peso normal, de acuerdo a su edad y características físicas. Si detectamos un exceso de peso, se recomienda limitar la cantidad de calorías que consumen al día y fomentar el ejercicio físico.

– Apuesta por el ejercicio físico.

Los niños con diabetes pueden practicar deporte como cualquier otro menor, siempre y cuando se hagan la glucemia y realicen un cálculo de insulina necesaria para realizar esa actividad. De hecho, el ejercico conlleva varios beneficios extra para ellos: favorece la disminución de glucemia, mejora la sensibilidad a la insulina y ayuda a perder peso.

– Revisiones oftalmológicas periódicas.

Otro aspecto importante en los niños con diabetes es la vista. Más allá de las revisiones propias de la población infantil, en ellos se debe comprobar de manera anual el estado de la retina con exploraciones y exámenes del fondo del ojo, con el fin de detectar precozmente la retinopatía diabética, primera causa de ceguera en el mundo occidental.

– Reaccionar ante hipoglucemias e hiperglucemias.

La hipoglucemia es una crisis causada por niveles de azúcar en sabre bajos, y se manifiesta con palidez, somnolencia, temblores, hambre o incluso pérdida de conocimiento. En estos casos, es importante subir rápidamente los niveles de glucosa, dando al niño algún alimento azucarado: azúcar, un refresco, un zumo de frutas o galletas, y dejando que descanse. En caso contrario, cuando el nivel de azúcar en sangre es muy elevado, se habla de hiperglucemia y puede presentar cansancio, dolor de tripa, ganas de orinar y mucha sed, aunque también puede ser asintomática. En estos casos, debe aplicarse tratamiento con insulina.



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