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Consejos para prevenir y aliviar el dolor cervical

Seguir las siguientes recomendaciones puede ayudarnos a reducir el dolor cervical.

Además, dado que el estrés y las malas posturas son las responsables de gran parte de los casos, también es importante aplicar estos consejos aunque no se sufra dolor, como medidas preventivas:

Aprende a relajarte

Practicas técnicas de relajación o hacer ejercicio de manera regular puede ayudarte a prevenir el estrés y evitar que se acumule tensión en los músculos del cuello.

En la carretera, siempre protegido

Recuerda siempre abrocharte el cinturón de seguridad dentro del automóvil y ponerte el casco al ir en moto o bicicleta. De este modo, reduces en gran medida el riesgo de sufrir lesiones cervicales en caso de accidente.

Mantén una postura correcta al trabajar

Epecialmente, al estar frente al ordenador o si trabajas sentado. En este caso, es preferible elegir sillas con respaldo vertical, en las que la espalda esté apoyada en todo momento. Además, la parte superior de la pantalla del ordenador debe estar a la altura de tus ojos, lo que evitará que tengas que levantar o inclinar el cuello.

Elige un colchón y almohada adecuados.

A la hora de dormir, el colchón debe ser lo suficientemente firme; ni demasiado blando ni demasiado duro. El dolor puede mejorar, además, durmiendo sin almohada o utilizando una especial que se adapte al cuello.

Suspende la actividad física normal de manera temporal.

Si sufres dolor cervical, y a fin de reducir la inflamación, durante los primeros días es mejor que no hagas deporte, levantes peso o realices ejercicios que impliquen torcer la espalda o el cuello. Después, reanuda estas actividades habituales pero de manera paulatina y bajo la supervisión de un fisioterapeuta.

Aplicar calor o hielo en el área dolorida.

Durante los primeros dos o tres días, aplica frío en la zona afectada y, posteriormente, calor, de manera alterna, pero a intervalos cortos. En cualquiera de los dos casos, no duermas con la almohadilla, manta eléctica o bolsa de hielo puestas.

Trata diariamente la zona con duchas de agua.

Aprovecha la ducha diaria para arrojar agua a la mayor presión y temperatura posibles sobre el cuello y los hombros durante diez o quince minutos. Los chorros de los jacuzzis también pueden ser una buena opción.

Realiza ejercicos de estiramiento del cuello.

Tras la ducha, dedica cada día otros diez o quince minutos a realizar estiramientos del cuello, siempre de manera suave y lenta, de arriba abajo, de lado a lado y de oreja a oreja. Así mismo, este tipo de estiramientos son especialmente importantes antes y después de realizar ejercicio físico, o para realizar durante algún descanso si trabajamos muchas horas frente al ordenador.

Recibe masajes en la zona afectada.

Una cervicalgia es una buena razón para recurrir a los servicios de un fisioterapeuta. La presión debe ser siempre suave, especialmente en las áreas más sensibles. En todo caso, asegúrate de que se trate de un profesional e infórmale previamente de la dolencia que te ha llevado a su consulta.

Consulta al médico o al farmacéutico.

Si el dolor es muy intenso, acude a tu médico para descartar posibles complicaciones. Así mismo, puedes preguntar a los profesionaes sanitarios sobre el uso de analgésicos y antiinflamatorios para alivar el dolor y mejorar la capacidad funcional, o sobre la posibilidad de recurrir a relajantes musculares en casos en los que el dolor sea muy intenso, y siempre que su utilización no supere la semana.



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