Antes de definir algunas recomendaciones que ayuden a combatir el estrés es importante saber que también se pueden desarrollar una serie de estrategias para prevenirlo:
Identificar las situaciones que resultan estresantes y evitarlas.
Ser conscientes de las propias limitaciones y no asumir responsabilidades que no se está seguro de poder cumplir.
Establecir un criterio de prioridades a la hora de afrontar las obligaciones y los retos que le esperan a uno.
Si se decide realizar cambios importantes en el estilo de vida, como cambiar de trabajo o de casa, deberá planificarse con detalle y con antelación suficiente.
Mantener una actitud positiva ante la vida.
Desarrollar una comunicación fluida con los demás y compartir ideas, inquietudes, deseos, proyectos, etc.
Dormir el tiempo necesario para descansar. Ni más ni menos (entre seis y ocho horas diarias).
Hacer ejercicio regularmente.
Seguir una dieta equilibrada.
combatir el estrés
A la hora de afrontar el estrés, el consejo más importante que se puede ofrecer es el de saber parar para relajarse, reflexionar sobre las causas de esa situación de estrés y serenarse para tomar decisiones o cambiar actitudes que permitan reducir el impacto del estrés.
En definitiva, se trta de aprender a crear una especie de burjuja en la que alejarse por unos momentos de la actividad o la situación que produce el estado de estrés. Y hay muchas maneras de poder hacerlo:
Disfrutar de las cosas y los momentos buenos que ofrece la vida: salir con los amigos, dar un paseo, un viaje de fin de semana, ir al cine o al teatro… Son muchas actividades que permiten romper con la situación de estrés y, por tanto, alejarse de él.
Hacer ejercício físico: la actividad física ayuda a liberar la tensión y a quemar la energía generada por el aumento de adrenalina, noradrenalina y cortisol que se genera con el estrés. Al finalizar, se obtendrá un estado de relajamiento que alejará las preocupaciones.
Evitar las bebidad excitantes: elevan la tensión nerviosa y por tanto el estrés.
Comer saludablemente: las comidas ligeras y sanas favorecen la reducción del estrés. Hay que comer sin prisas, masticando lentamente y evitando comidas copiosas, de difícil digestión y especiadas.
Un baño caliente: permite relajarse y ayuda a eliminar la tensión muscular.
Evitar aislarse: cuando se está sólo se tiende a seguir analizando los detalles de la situación que produce el estrés, lo que no hace sino aumentarlo.
Cambiar las rutinas: en momentos de estrés lo mejor es cambiar las rutinas habituales y ayudan a desconectar, como se dice coloquialmente.
Delegar: esto es importante especialmente cuando las situaciones de estrés se producen en el ámbito de trabajo. Hay que aprender a trabajar en equipo y a delegar en otros compañeros. No se puede controlar absolutamente todo o asumir sólo toda la carga de trabajo. Una buena organización es también indispensable.
Reir: la risa es una excelente terapia frente al estrés.
Establecer prioridades: hay que aprender a priorizar, relegando al último lugar aquellas cosas que estresan, toda vez que se han identificado como «toxicas».
Descansar suficientemente: el sueño siempre es reparador cuando una persona se enfrenta a una situación de estrés, por lo que es necesario mantener una adecuada higiene del sueño, cenando una hora antes de irse a dormir, manteniendo las condiciones de oscuridad y temperatura adecuadas en la habitación y no realizando ninguna otra actividad en la cama, como leer o ver la televisión.
Se podría seguir enumerando actitudes, actividades o medidas que ayuden a afrontar y reducir el estrés. Pueden ser innumerables. Lo más importante, en todo caso, es no permitir que sea el estrés el que marque la pauta en la propia vida.