La cistitis es una de las infecciones más frecuentes en España y afecta mayoritariamente a las mujeres.
La Cistiti es el término médico utilizado para describir la inflamación aguda de la vejiga.
En la mayoría de los casos, la causa más común es una infección producida por la bacteria Escherichia Coli, denominada Infección del Tracto Urinario ( ITU ), que puede ser dolorosa e irritante y convertirse en un problema de salud serio si la infección se propaga a los riñones.
Aunque también afecta a los hombres, se da sobre todo entre mujeres. Y ello se debe principalmente a una cuestión puramente anatómica: las mujeres tienen una uretra más corta, lo que reduce la distancia que deben recorrer las bacterias para alcanzar la vejiga.
Normalmente, los primeros síntomas de alarma son una necesidad urgente y frecuente de orinar; escozor o ardor al orinar; «tenesmo» o sensación de no haber terminado de orinar; «hematuria» o sangre en la orina; así como dolor hipogástrico o en la zona de la vejiga. El picor no suele darse en este tipo de afecciones, y si está relacionado con las candidiasis vaginales. En cualquier caso, los especialistas destacan la importancia de acudir al médico al más mínimo indicio.
En cuanto al tratamiento, el más frecuente para la cistitis bacteriana, la más habitual, consiste en la prescripción de antibióticos. Lo ideal es que sea de corta duración porque si los antibióticos se emplean mal pueden destruir la flora que nos defiende de otras infecciones. Por ello, es importante que se cumpla el tratamiento a rajatabla y no se abandone antes de tiempo para evitar resistencias y recaídas posteriores.
Pero antes de tener que tomar antibióticos, se pueden adoptar algunas precauciones que ayudan a prevenir la cistitis:
Orinar puede sonar obvio, pero hay que orinar con frecuencia. Se debe ir al baño cada dos o tres horas como máximo. La razón es que las bacterias tienden a proliferar cuando la orina permanece en la vejiga. Además, el acto de expulsar la orina limpia el tracto urinario.
Por eso, los expertos recomiendan hacer pis antes y después de mantener relaciones sexuales, ya que pueden favorecer el paso de bacterias del tracto intestinal al urinario.
Asimismo, beber 1,5 litros de agua al día, ayudará, además de a tener ganas de orinar, a arrastrar las bacterias adheridas al tracto urinario.
Atención a la higiene íntima
La higiene íntima puede ser contraproducente, no solo por defecto, sino también por exceso. Así, es recomendable utilizar jabón una sola vez al día y emplear productos específicos para la higiene de la zona íntima. Usar, por ejemplo, el gel de baño familiar puede alterar el pH de las paredes vaginales, lo que facilita la proliferación de bacterias.
Cuando se va al baño, es muy importante lavarse y secarse siempre de delante hacia atrás, porque de lo contrario se transmiten las bacterias del ano a la vagina, que colonizan de este modo la uretra y provocan la infección.
Para el día a día, siempre es mejor ducharse que bañarse. El motivo es que el agua de la ducha fluye de forma constante arrastrando así las posibles bacterias de la bañera. En este sentido, no son aconsejables las duchas vaginales porque una entrada directa de agua en la zona no implica una limpieza mejor y puede traducirse en una modificación del pH de la zona íntima.
Evitar la humedad y los cambios de temperatura
Asimismo, es recomendable utilizar ropa interior de algodón. Las prendas de tejidos naturales favorecen las transpiración y evitan la humedad, nido de cultivo de bacterias.
También hay que prescindir de las prendas ajustadas, que pueden provocar un aumento de la temperatura y la humedad en la zona. A esto último contribuye también el uso diario de salvaslips, que limitan las transpiración de la piel. Tampoco se debería permanecer mucho tiempo con el traje de baño mojado.
Evitar el estreñimiento
Aunque no lo parezca, el estreñimiento favorece la aparición de cistitis. Y el que impide la expulsión de bacterias y gérmenes próximos a la vejiga, que pueden colonizar el tracto urinario y derivar en infección.
Tomar arándanos rojos
Según diversos estudios científicos, el extracto de arándanos rojos, que se vende en farmacias en diferentes formatos y presentaciones, evita que las bacterias se fijen a las paredes de las vías urinarias, lo que hace que puedan eliminarse de forma sencilla, ayudando, por lo tanto, a prevenir infecciones. Otros plus es que el extracto también incorpore vitamina C, ya que hace que la orina sea más ácida y dificulta el crecimiento bacteriano.