El autismo conocido también como síndrome de Asperger es un trastorno complejo del desarrollo que se presenta en los primeros 3 años de vida. Éste afecta el desarrollo normal del cerebro en las habilidades sociales y de comunicación. Sus características principales son el deterioro en las relaciones sociales, en la comunicación verbal y no verbal y en patrones de comportamiento. Los síntomas varían de muy leves a muy severos.
Los niños con autismo se caracterizan entre otros aspectos por presentar dificultades para iniciar o mantener una conversación, comunicarse con gestos en vez de palabras, mostrar agresión hacia otras personas o hacia sí mismos, efectuar movimientos corporales repetidos, y manifestar malestar poco común cuando se cambian las rutinas. Algunos niños con autismo parecen normales antes del primer o segundo año de edad, pero luego presentan una regresión súbita y pierden las habilidades del lenguaje o sociales que habían ganado con anterioridad. Éste es del denominado tipo regresivo de autismo.
El autismo afecta a dos de cada mil menores en la población general y a los niños con una frecuencia 3 ó 4 veces mayor que en las niñas. Anteriormente se creía que el autismo era una alteración mental producida por una mala educación, hoy se sabe que es una condición física ligada a una biología y bioquímica anómales en el cerebro cuyas causas exactas se desconocen.
Los factores genéticos son de importancia, ya que las alteraciones del lenguaje y la comunicación son comunes en los parientes de niños autistas. Las alteraciones cromosómicas y otros problemas neurológicos suelen ser comunes en las familias con autismo.
Es recomendable realizar exámenes rutinarios en niños sanos para la evaluación de su desarrollo y evaluaciones adicionales cuando no presenten algunas de las etapas del desarrollo como el balbuceo y la gesticulación a los 12 meses, la pronunciación de una palabra a los 16 meses o bien cuando muestren la pérdida de cualquier habilidad social o del lenguaje a cualquier edad.
La intervención temprana, apropidada e intensiva mejora en gran medida el resultado final de la mayoría de los niños con autismo. El tratamiento es más exitoso cuando apunta hacia las necesidades particulares del individuo. Existen varias terapias efectivas como el entrenamiento de integración auditiva, análisis aplicado del comportamiento, medicamentos, musicoterapia, terapia ocupacional, fisioterapia, integración sensorial, terapia del lenguaje y del habla y terapia visual.