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Contaminación y enfermedades dermatológicas

Hasta hace pocos años no se sabía que la contaminación ambiental repercute negativamente en la salud de la piel. Las cosas han cambiado.

Hasta hacer relevantemente poco, se pensaba que el efecto negativo de la contaminación ambiental sobre la salud de la piel en realidad no era tal y que se limitaba únicamente a llenarla de suciedad. De ser así, hubiera bastado con recomendar un buen ritual de limpieza antes de acostarse para eliminar los residuos de maquillaje, sudor y contaminación.

Sin embargo, en los últimos años, varios estudios han encontrado la relación que hay entre diversas afecciones dermatológicas y la polución de las grandes ciudades.

Dermatitis atópica o eccema

Se calcula que entre el 10% y el 20% de la población de los países industrializados sufre eccemas, bien de manera esporádica, bien de manera recurrente. La prevalencia de este trastorno de la piel, caracterizado por irritación, enrojecimiento, picor, hinchazón y descamación de la piel, se ha incrementado notablemente en los últimos años y de hecho ya representa en torno al 25% de las consultas en Dermatología.

De entre las causas y factores agrabantes (edad, sexo, genética, tabaquismo, exposición a alérgenos…) la contaminación ambiental causada por las emisiones de los vehículos a motor y las de la industria es, junto con el tabaquismo activo y pasivo y el estilo de vida occidental, el principal causante de que los casos de eccema se hayan multiplicado, ya que los contaminantes aumentan la susceptibilidad de los individuos a alérgenos y favorecen la irritabilidad cutánea.

Psoriasis

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria de carácter autoinmune. Se caracteriza por la aceleración del proceso normal de recambio de la piel, lo que provoca la acumulación de células muertas en forma de placas blanquecinas en determinadas zonas del cuerpo(codos, manos…). Es una enfermedad crónica y se presenta en brotes, con exacerbaciones y remisiones. No es contagiosa. Si bien la contaminación no es causa directa de la patología, sí es un factor determinante para agravar el curso de la misma.

Envejecimiento

Los contaminantes ambientales son compuestos orgánicos e inorgánicos en forma de gases o partículas de diferente calibre que, debido a su volatilidad, se posan en la piel dañándola progresivamente. Esto causa la obstrucción de los poros, y ensucia la piel, pero además causa sequedad, deshidratación, manchas, arrugas y pérdida de luminosidad, o lo que es lo mismo, el envejecimiento prematuro de la piel.

Este proceso se debe a que la contaminación cambia el pH de la piel y modifica la composición de la barrera hidrolipídica de la piel, una mezcla natural de agua y aceites encargada de proteger nuestra piel de dos formas: por un lado, impidiendo que los agentes nocivos procedentes del exterior penetren en la dermis y, por otro,  evitando la evaporación excesiva de agua de las capas más superficiales de la piel.

Acné

El acné es una patología inflamatoria y, como tal, empeora con el efecto de sustancias irritantes, muchas de ellas producto de la contaminación ambiental. El origen del acné se encuentra en la obstrucción de los poros debido a una producción excesiva de sebo por parte de las glándulas sebáceas. La acción de las bacterias sobr este tapón graso infecta la zona y da lugar a los antiestéticos y dolorosos granos típicos del acné. De esta forma, las partículas contaminantes ensucian y taponan los poros, favoreciendo la aparición de puntos negros y granos y agravando el acné ya existente.

Por este motivo, varios trabajos han sugerido la necesidad cada vez más urgente de, igual que sucedió en su día con la radiacción solar, desarrollar tratamientos y productos cosméticos encaminados a proteger la piel de la acción de los contaminantes ambientales, así como de tratamientos que logren evitar el daño o restablecer y fortalecer la barrera cutánea de manera más eficaz.

Por el momento, sustraerse a la acción nociva de la contaminación sobre la piel es prácticamente  imposible en determinados entornos urbanos. Por eso es fundamental acudir a un dermatólogo para que recomiende la mejor rutina de limpieza diaria según cada tipo de piel. Además, el dermatólogo podrá prescribir el tratamiento adecuado en función de cada dermatosis, ya que algunas pueden agravarse si no se implantan las terapias adecuadas.



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